Es una celebración  de origen mesoamericano que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
En nuestro municipio no es la excepción ya que desde hace cientos de años se viene haciendo esa tradición. Cada 1 de noviembre a las 7 de la noche, tanto como grandes y pequeños se colocan  una máscara y cubiertos con una manta blanca simulan ser espíritus del mas allá y salen de casa en casa a pedir una limosna para apaciguar el hambre o sed de los personas o familiares que se adelantaron al viaje celestial, en nuestro municipio es común regalar güisquiles, elotes, ayotes, dulces etc.
En el día todos los vecinos van al cementerio desde temprana hora  para poder adornar los nichos previos a haberlo pintado con anterioridad, en la entrada del cementerio se puede contemplar todo tipo de ventas para deleite de los visitantes, dentro de las instalaciones hay juegos de lotería, volando barriletes y mas de algún vecino tiene una conversación con su difunto.
En el almuerzo no falto el tradicional fiambre, que se distribuyo por personas que hacen platos a precios cómodos