Dicen que hace muchísimos años en un pueblo,
en una hacienda cerca de la costa sur colindando con patulul, había un vaquero que no creía en nada. Un Viernes Santo llamó a
los empleados para ir a recoger un ganado. Dichos empleados
eran oriundos del municipio luqueño y se dedicaban
a la siembra de milpa, cuando se le requería su ayuda ahí estaban prestos, Como ellos le
tenían gran respeto a la Semana Santa le hicieron ver que no era correcto trabajar
en un día tan sagrado. Le dijeron que si el
daba la orden, el sería el responsable de lo que sucediera.
Ya habían recogido el ganado cuando vieron
a lo lejos un toro negro y grande que nadie había visto antes. El Vaquero dijo que el personalmente lo iba a traer. Los paisanos le rogaron que no fuera. Que aquel animal no era cosa buena. Pero el, tratándolos de
cobardes, se fue detrás del toro.
Al caer la tarde aún no había regresado.
Los hombres volvieron a la hacienda esperando verlo aparecer al día siguiente.
Pero el vaquero nunca regresó.
En opinión de aquellos paisanos, el diablo,
en forma de toro negro, se lo había llevado para siempre.
La gente
de aquella zona asegura que de vez en cuando se oye al vaquero persiguiendo
al toro negro que nunca logró alcanzar. Dicen que el Viernes Santo, como a las 3 de a tarde, se
ven pasar dos sombras que se adentran en la montaña. Y que se escucha el
grito de un Vaquero que corre ganado y el mugido de un toro.
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